viernes, 4 de septiembre de 2009

No podemos escribirlo todo aunque queramos

Cuando la palabra se hace muda en el silencio de los complices aprendiendo de la complicidad, la palabras son sobras, escombros en los cuales los amantes se re vuelven a la esperanza del sueño que los despierta a la vida.

Entonces, nada mejor que saborear los blancos aromas del tranquilo y pausado silencio del crepúsculo. Claro que siempre hurgando en los rincones más secretos del alma hecho cuerpo.

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