Cuando la palabra se hace muda en el silencio de los complices aprendiendo de la complicidad, la palabras son sobras, escombros en los cuales los amantes se re vuelven a la esperanza del sueño que los despierta a la vida.
Entonces, nada mejor que saborear los blancos aromas del tranquilo y pausado silencio del crepúsculo. Claro que siempre hurgando en los rincones más secretos del alma hecho cuerpo.
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