Todos sabemos que nos vamos a morir pero nadie se quiere morir primero
Todos sabemos que vivimos pero nadie quiere al otro
Todos nos odiamos nos vengamos y os desilusionamos de los otros y de nosotros mismos.
La luna esta comenzando a completar su resplandor de luna llena. La música se completa en el oído de Dios… La mujer que no veo pero escucho y siento me crepuscula el atardecer del día y de mi alma…
Risueñas las miradas intercambian ironías.
Así muere mi amor cada día al fin de cada poema. Al comienzo de cada noche.
Luna fértil, fósil fácil de tomar, y abordarse en élla, el universo.
Ni tus manos ni tus ojos ni tus piernas ni tu obligo ni tu voz.
Tu y nadie más.
Suena la única música que me calma.
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