No sé cuánto tiempo ha pasado de ayer a hoy, pero me siento
viejo, distinto y ajeno, muy ajeno,
desubicado, desarmado espiritualmente.
Me siento el más infeliz de los infelices. Sin embargo, me siento, y bien, y quiero salir de este ahogo.
Un ahogo que lleva años pensando en abrir mi encementado corazón de mental.
Un pesado día de amor frustrado un pesado día en que tras de mí la poesía va escondiéndose traviesamente
Muero, es cierto, muero el doble cuando el amor cierra sus manos ante mi.
me angustio, me mareo, me aturdo...
Esta bicicleta luminosa me llevará a ese lugar en donde las mujeres no viene de la costilla del hombre, ni paren con dolor, tampoco ofrecen frutos indebidos.
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