Subo al bus y me siento el mismo lugar de siempre. Miro lo que debo mirar y cierro los ojos para dormir lo antes que se pueda.
Pese a que mis piernas no tijeretean avanzo, gracias a una leve presión de mi pie en el acelerador. Avanzo para atrás incluso.
Sube en una de las calles de la ruta de bus un señor de profundo aspecto melancólico.
Huele a inseguro, irreverente, irrespetuoso. Ingresa y se dirige a los últimos asientos, cerca del baño, alla a donde los olores se plegan entre las redijas de la ventilación
Lo miro un par de veces, para saber si lo conozco o no, cereo que sí. seguro que ha subuod otra veces al bus que manejo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario