Por la maldita aporía nos ponemos tristes por ser mortales.
La aporía de una vida que muere por la vida que también nace para morir
en fin hay que tomarse las palabras de quien vienen anunciandolo, mortales hijos de D(d)ios(es)
A lo menos que la muerte se acuerde de mí para decirle a mi hija que la muerte se alegró en él
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