domingo, 12 de octubre de 2008

Domicilio en el Báltico.

Tendré que dormir en alemán, aletear,
respirar si puedo en alemán entre
tranvía y tranvía a diez kilómetros
de estridencia amarilla por hora, con esta pena
a las 5.03
ser exacto
y silencioso en mi número como un lisiado
más de la guerra, mimetizarme coleóptero
blanco.

Envejecer así, pasar aquí veinte años de cemento
previo al otro, en este nicho
prefabricado, barrer entonces
la escalera cada semana, tirar la libertada
la basura en esos tarros
grandes bajo la nieve,
agradecer,
sobre todo en alemán agradecer,
supongo, a Alguien.

Gonzalo Rojas, 50 poemas (Santiago de Chile: Ediciones Ganymedes, 1982).

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