A Valparaíso lo construyen hacia los cerros, hacia el mar y, desde hace poco, hacia el cielo. Con mayor tecnología, construirían bajo el nivel del mar.
En tal caso, al plan le llamaríamos superficie. Así como a la acción de subir y bajar, emerger y sumergir. Al viento, corriente. No veríamos gaviotas volar, sino peces nadar, y si de barcos se trata, ya no veríamos sus cubiertas, sino sus cascos. Lo maravilloso de todo esto, es que Valparaíso se vería al revés, por efecto de su reflejo en el mar, por lo que también, los últimos pisos de los edificios, serían los primeros.
Además, desaparecerían las peleas por obtener la mejor vista al mar.
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