miércoles, 8 de octubre de 2008

La bicicleta

La bicicleta me ha transportado por las calles de aire.
Los pies se baten en un pedalear
Me elevan.
Mi libertad liviandad y sensación pura avanza sin tocar el cemento.

Cuando el mar se me acerca me orilleo
Sí, como barco coqueteando al cobijo del muelle.

No sé para donde seguir todos los caminos se abren, me tientan,
Me alucina la idea de ser bolsa de plástico llevada en brazos por el viento cálido
de los insinuosos rayos del sol hecho tiempo infinito en la jadeante respiración de las dos ruedas.

Por la una espira, por la inspira, mientras yo bombeo su corazón de aceitosos engranajes y rodamientos.

Al terminar la jornada infinita de segundos, la bicicleta ya es la bici apoyada en la pared, con su cabeza doblada a la manera de un gato,
acurrucada.
Y yo sigo con el movimiento giratorio en mis pies
La bicicleta queda en mí y algo de mí se desliza por los fríos huesos de élla.

No hay comentarios: