Hace 120 años nació Fernando Pessoa, poeta portugués, y dejó este mundo el 30 de noviembre de 1935, a la edad de 47 años. Este poeta es recordado como uno de los más importantes escritores modernos de las letras universales. Para él, este breve homenaje epistolar en un aniversario más de su partida.
Escribió mucho, “pulió” bastante, corrigió hasta el exceso sus manuscritos y publicó muy poco en vida; estas fueron las etapas por las que pasó el trabajo literario del poeta filósofo y cuyos resultados poéticos son destacados por otros poetas, entre ellos, Octavio Paz.
Recordar al autor es recordar también sus versos y sus prosas (de sus distintos heterónimos). Unos versos de selección dicen “cuando la hierba crezca encima de mi sepultura, sea esa la señal para que me olviden del todo. /La naturaleza nunca se acuerda, y por eso es bella /Y si tuvieran la necesidad enfermiza de “interpretar” / la hierba verde sobre mi sepultura, / Digan que continuó para reverdecer y ser natural/ Si, después de yo morir, quisiera escribir mi biografía/no hay nada más simple/Tiene solo dos fechas-la de mi nacimiento y la de mi muerte”.
Reverdece, entonces, en este instante sus palabras, sus pensamientos, sus sentimientos, sus reflexiones, el poeta, y la humanidad en él. Renace el recuerdo de otro poeta lusitano y porteño.
A veces imagino a Pessoa en Valparaíso, como imagino a los poetas de acá recorriendo el litoral de Lisboa. Podría ser efecto de la globalización o de la fantasía, no lo sé.
Juan Pablo Reyes Núñez
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